Continuando con la nostalgia.
De Monterrey nos trajimos un buen de juguetes pero la mayoría se fue perdiendo o quebrando con el devenir del tiempo. Un montón de luchadores (hey, los clásicos de antes con la misma pose), el tren eléctrico, los de cuerda, los superhéroes, los carros no muchos pero ahi andaban.
Y como nunca fui ducho pa los deportes (y aparte se me hacía muy estúpido eso de jugar fut y demás) pues jugaba a lo clásico más ñoño: roñita, encantados, al trompo, a las canicas. Pero eso era en la escuela.
Como a mi bro le dió más por el deporte, pos ora si que tenía que jugar yo solapa. Aunque había veces que yo armaba pachanga con mis primos peques y nos poníamos a grabar babosada y media en casettes, desde parodias de comerciales a imitaciones de nuestros familiares y gente conocida.
Mas como siempre fui un personaje algo extraño, me excluía a pasear y jugar solo.
Recuerdo que mis juguetes durante una buena temporada fueron piedras y piezas de vidrio los cuales imaginaba como partes de armaduras, otras como naves espaciales y cosas diversas. Y ora si que haciendo uso de mi imaginación y tomando características que veía en la televisón y películas, hice mi propia saga con muchos personajes, lugares, y sucesos. Todos ellos sacados de mi pachequísima mente.
El lugar de mis aventuras era el barbecho que está frente a la casa. Era una antigua tierra de cultivo en el abandono cuyos árboles de mezquite y partes con portrero de piedra que en partes estaba derruido formaron parte para formar mi universo de juegos. Y neta que sí me abstraía por horas y horas inventando las series!
A este microuniverso le formé un montón de cosas, ejemplo como homenaje a Star Wars (y no soy fan) hice los 2 bandos, el imperio y los rebeldes. Invasiones extraterrestres. Viajes en el tiempo donde antiguos guerreros legendarios regresaban. Invasión de máquinas superiores. Batallas campales (que según recuerdo retomaba por días y días), pleitos con extranjeros, etc etc.
Pura ficción de chamaco.
Claro que a nadie contaba lo que creaba, por lo que creo que mi familia siempre me vio como síntoma de locura eso de salirse a jugar solo y de perderme por horas.
-Lalooooo! gritaba mi madre...-Heeeey! -Pos onde andas chamaco! a ver ve a traer agua del pozo! Te pierdes por mucho rato pues que tanto haces? -Jugando.
Pero que les decía? Fíjense que atacaron la cuidad de Dagonia! Fueron los Cromagniones (bueeeno es que también leía algo) que vinieron del pasado y arrasaron con la ciudad. Se defendieron pero era inminente la derrota. Primero destruyeron la Ciudad del Paso e iban hacia el norte mas la radiación de la zona que fue provocada por el último rayo, ya saben el que usaron los imperialistas cuando se aliaron con los rebeldes para combatir a los seres extraterrestres se lo impidió, mas que llegan los Ángeles Azules (y no era el grupo) a combatir y y...
No tardarían en mandarme llamar con la promesa de un regalo, una paleta que sé yo, y acto seguido ponerme una camisa blanca al revés (oiga! esta tiene los botones atrás) y ser enviado directito a la Chicosein (Asilo Arkham de la capital).
Ya me acordé porque también me la pasaba tanto rato así. Cuando llegamos a Venado nos quedamos con mi abue y solo tenía una tele a blanco y negro pequeña, y el control de lo que se veía era de los mayores. Osease me la pellizcaba y en las noches era chutarse las taranovelas (lo bueno es que no les entendía y me di cuenta rápidamente que era la misma historia siempre) y el noticiero con el Zablu.
Mas cuando ya hicieron la casa y teníamos nuestra tele pues sí veía series pero no todo el día. Como que ya se me había hecho costumbre perderme por esos lapsos.
Unos años más tarde el tiempo perdido con esas idas de casa los tomaría ahora para reflexionar sobre temas existenciales dejando los juegos de lado. Pero esa es otra historia....
Pero a que vino todo esto? Todo tiene un porqué. Resulta ser que hace poco me encontré una de esas piedras-nave-espacial aquí en una maleta olvidada y me puse a recordar. Luego subo la foto.
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