martes, febrero 24, 2004

Tlachtli, campamento.

Enclavado en la Sierra de Álvarez en el municipio de Zaragoza en San Luis Potosí, se encuentra este campamento, el campamento Tlachtli.

Conducidos por el profe, se llevan a cabo actividades varias de integración, liderazgo, sensibilización, y a la vez deportivas.

Puede hacerse rapell, escalar en roca, hacer circuitos con juegos, algo de espeleología (exploración de cuevas) o actividades de equipos diversas que caen en el terreno de la recreación.

Su fama se ha acrecentado con los años, y aunque las instalaciones no son como las que nos venden en el cine, como dijo uno de los visitantes, la diferencia lo hace el personal, su trato y conocimientos.

No recuerdo cuál fue la primera vez que fui ahí. Creo que fue con el Salta cuando fue un grupo externo.

Yo conocí a la “vieja guardia”: el Salta (muy buena onda el inche Salta), el Oscarito, Mechefox, El buen Richard (uno de los mejores buena onda que he conocido en mi vida), El Lino, El profe, y a los nuevos Iván, El Rolas, Eli (preciosa mujer... nuevamente). Ahora hay otras personas que desconozco.

Yo estuve en ambos lados del campamento, del lado del servicio y del lado del campista.

Del campista fuimos un reducido grupo de personas del Tec, tan reducido era que hasta los de ahí se integraron con nosotros, algo que es muy inusual ya que son los conductores y nunca se involucran tanto. Hicimos varios juegos, rapell, escalada, etc etc. Y como buen campamento, el momento cumbre se hace en la experiencia en las cuevas y en la fogata.(Oh a le le! Me acordé de esta frase) Y sí, se puede decir que es una experiencia para no olvidar; se sensibiliza uno y se integra uno bastante.

Del otro lado, del servicio es una verdadera friega. Uno acaba pero cansado de darle todo el día y más cuando llegaban grupos en serie, terminaba uno y comenzaba el otro. Es en verdad un trabajo muy desgastante en cualquier lugar: en la cocina, en el área de servicios o acompañándolos en actividades. Ja ja, recuerdo que los momento más buenos era cuando ya uno se iba a dormir, ya que empezaban las bromas, las luchas y demás.

Sin embargo, todo ese cansancio, todo el dolor producido era recompensado en gran medida por los acampantes, por la manera en que se ve que en verdad les llega el mensaje de: hey! Hay otras cosas en la vida que son importantes! El tú puedes hacer las cosas, haz vencido tus miedo y has visto que tus amigos son igual que tú! Y por más duro que parezcas, tu también tienes sentimientos! En estas frases se puede resumir la filosofía del campamento.

Y cuando se despedían, en verdad se sentía que estaban agradecidos de corazón.

Todos los grupos se van contentos de estar algunos días ahí.

Hubo una vez que fui, que andaban campistas que eran estudiantes de recreación. Y yo pensaba, pero qué es lo que se puede enseñar a estas personas que se saben esto ya? Pues me sorprendió que mucho el saber esto: la actitud de servicio. Podrán conocer las técnicas, los juegos, ser líderes, pero también hay que ensuciarse, respetar el entorno de tu campamento y aprovechar los recursos que tengas a la mano (Es increíble que puedas divertirte tanto con un tronco pesado de un árbol, o con un tronco amarrado a unas cuerdas).

En otra ocasión, hubo un caso algo delicado. Al momento de estar en la fogata, una acampante se empezó a sentir mal del corazón, se generó algo de caos y se tenía que inyectar la medicina.

Recuerdo que ese día sí hacía bastante frío. El profe se lanzó a conseguir la jeringa con los que viven en las antenas de t.v. a lo alto del cerro, mientras que el Richard y los demás trataban de aliviar a la muchacha; y es que en verdad se veía que le dolía bastante el pecho... Recuerdo que traía yo unas orejeras que se las puse a ella ya que en verdad hacía demasiado frío. Y una vez que la inyectaron se improvisó una camilla y la llevamos a la camioneta. Esa noche, se estuvieron turnando para que no durmiese y para estarla cuidando.

Gracias a Dios, no pasó nada y aunque seguía débil al día siguiente, se veía mejor.

Hay muchas experiencias de este tipo, algunas son agradables, otras no tanto, pero así es esto. Ahí van grupos de todas las edades, desde niños de preescolar, de primaria, jóvenes y adultos.

En verdad, recomiendo a quien pueda, a ir al campamento, es una muy buena experiencia que a algunos nos marca de por vida.


Yo como buen discípulo del Principito, me gustaba escaparme y ver las puestas de sol desde lo alto del cerro.

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