martes, septiembre 19, 2006

El terremoto.

Algo que admiro de los chilangos es la manera de renacer de sus cenizas.

Recuerdo que el día del terremoto del 85 me enteré hasta la tarde luego de ir a una piñata de un vecino cercano.

Las caras en casa de mi abue eran largas. Los únicos que hacíamos ruido jugando con los carritos recién adquiridos éramos mi bro y yo.

Mi familia muy angustiada por mis tías que desde hace mucho vivían en el DF.

Las imágenes en la tele con derrumbes y historias terribles continuaban.

Pero la gente se levantó. Como pocas ocasiones la pasividad del pueblo fue dejada de lado y ricos y pobres ayudaban a buscar a las personas.

Historias de resistencia y heroismo.

Yo creo por eso cuando vimos imágenes de 9/11 se nos hizo una pequeñez, inclusive la de Nueva Orleans ya que ahí sí tuvieron culpa ellos porque desde hacía rato el huracán los estaba tanteando pero Bush no hizo nada. El tsunami sí nos dejó boquiabiertos.

Aunque acá no cantaron mal las rancheras, recuerdo a alguien que dijo que las columnas de tal edificio tenían menos varillas que las que debería para aguantar un sismo.

Así que este día recordemos a nuestros muertos y también que cualquier ideología, cualquier religión, cualquier desaveniencia son pequeñeces cuando sucede una desgracia.

Ya tenemos un antecedente de unión que nos hizo levantarnos.

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