jueves, diciembre 14, 2006

Special moments Parte 2

Y sé lo que estarán pensando muchos, que éramos tan parecidos que era por eso que nos aguantábamos y disfrutábamos estando juntos. La verdad no puedo negar que había mucho en común pero en algunos temas sí teníamos una visión muy diferente. Una vez le escribí un escrito bien culturoso donde mencionaba eso, que tal vez el porqué era que habíamos pasado tanto tiempo juntos era porque de alguna manera nos respetábamos a pesar de que uno pensara totalmente diferente al otro o no tenía sentido lo que exponía.

Inevitablemente sucedió lo que tenía que suceder, me fui enamorando de ella.

Empezó con pequeños arranques de celos, pequeñas punzadas en el estómago, pequeños dolores al notar su ausencia.

Me dije: ay no marches! si es tu amiga.

Pero como leí hace tiempo en un blog en una conversación con el corazón que así empieza uno, negando todo con el corazón hasta que se va abriendo una pequeña grieta en la presa de los sentimientos dejando escapar un hilito, luego un chorro y así hasta que no se puede detener.

Creo que lo fue notando, las mujeres son muy listas para eso.

Y hubo una ocasión en donde luego de ir a un café, mencionó sobre algo que le había escrito que quería comentarle. Recuerdo que me dijo que mejor lo expresara en mi casa.

No sé, dicen que hay decisiones que se toman en el momento que no son los adecuados. Y pensándolo a la distancia creo que hubiera tenido el suficiente coraje para quedar expuesto al decirle lo que sentía por ella ahí dentro del café, porque como que siento que ese era el momento y lugar indicados. Porque como intuyen ustedes, la neta salí con una tontería ya en la casa, es más ya ni recuerdo lo que le dije, el caso es que fue una soberana pendejada.

Y dejé carta abierta para que un pretendiente de ese momento, con más huevitos que uno la empezara a cortejar y conquistar.

Hoy a meses de distancia la anterior complicidad y compañía se ha casi extinguido. Llamadas y correos reducidos a la fantástica cantidad de cero, y los encuentros ahora son más casuales que planeados.

Sé que es feliz y que si tuviese algo malo vendría a contármelo. De cierta manera duele pero también me alegro que al fin haya alcanzado la felicidad aunque no sea a mi lado.

No sé, alguna vez me preguntó sobre qué pasaría con nuestra amistad si yo conseguía un amor, y en aquella ocasión le dije que sí tal vez no estaría mucho tiempo con ella, pero que la seguiría o intentaría seguir tratándola igual.

Que irónica es la vida verdad.

A su lado aprendía muchas cosas, a ser tolerante, a escuchar, a divertirme, etc. Hicimos muchas cosas juntos y al verlas en el cristal del pasado me entra una añoranza muy grande y aunque pueda esbozar una sonrisa, mi alma y todo mi cuerpo la extraña.

Encontré una frase en una mala traducción de una canción que resume todo este rollo: “Sentía como si fuera parte de algo”

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