viernes, septiembre 03, 2004

Iceman recupera las tardes.

Días después de dejar el otro trabajo de la tarde, me la pasé de vago como queriendo refrescarme y que me la refrescaran. Pero como de plano ya no aguantaba el tedio, pues que me lanzo al gym de por la casa.

Aprovechando que tenía las hormonas al tiro de volada le dije al dizque instructor, orale guey! soy o me parezco? Y ya me dijo: Órale pinche lonjudo, métase a la caminadora para quemar esa grasita!

Y ahi tienen al Iceman sudando como en el sauna. Si bien es cierto que hubo una temporada en que me salía a correr por puro placer (y que mi corazón y piernas agradecieron en ese tiempo), después de pasar horas pegado a un monitor y luego de que el único ejercicio regular que hacía era el tener que llenar el garrafón del agua las cosas estaban peor de lo que pensaba.

De volada me cansé, mas bien ya andaba con el clásico dolor de caballo.

Y luego, órale gordito, sus 4 series de abdominales!

Me reí para mis adentros ya que en el otro gym que fui hace años eran mínimo 4 series y no de 10 sino de 15 para calentar.

Y ya pues me pusieron ejercicios leves, pero como mi tono muscular estaba bien ni me dejó adolorido ni nada el excersice.

Y así inició la aventura en el gym.

Por razones del work tuve que asistir en las tardes o noches y pues ahora estaba la bella instructora de ahí, y así hasta uno va con gusto! Pero mas al rato llegó su galán, que hizo ver mis pobres músculos cual si fuese yo un charal seco.

Y de pronto fueron llegando los mameyes. La neta caen medio pesado ya que agarran todo el equipo, hacen un desmadre con las mancuernas, ocupan un chorro de rato al hacer sus series digamos en la barra (si le ponen chingo de peso, se toman como 10 min para recuperarse); se la pasan viéndose en el espejo cual buenos metrosexuales. Dirán que es pura pinche envidia pero no, en verdad algunos son bastante pesados.

Luego llegó un méndigo cubano, tu sabe' mi negro', traía loca a una chavilla de por ahí, bien cuadrado hasta eso pero se veía normal no como la bola de fantoches.

De mujeres digamos que va como el 10%, algunas debo reconocer son muy guapas y otras normales.

De los aparatos el que empecé a odiar es el que denomino el "aplastapechugas". Es un martirio ya que usa uno tendones que no sabe que existen y nomás se oye como crujen los pectorales.

Pero bueno si bien no he logrado gran avance por algo se empieza, ya luego estaré como los fantoches esos comprando mis camisas una talla menos para verme bien acá.

Y ya, debo ir por mi respectivos tacos, que pensaban que los iba a dejar? Nel!

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